Un motivo menos
-¿No te das cuenta de que le gustas? - preguntó Bruno como si nada señalando a Alecka quien aún hablaba por el móvil.
-¿Y tú? - Lander lo miró, su mirada atrapada en el cigarro que Bruno tenía en la mano, a medio consumir - ¿No te das cuenta qué esa joda es lo que te está matando?
-Oh, yo lo sé - Bruno dio otra calada - pero yo ya no tengo nada por lo que vivir aparte de ella, y sé que ya ha tenido suficiente.
-Eres egoísta y eso es asquerosamente despreciable.
-Soy un hijo de puta - asintió Bruno expulsando el humo - lo sé, pero ya se encargó de hacerme así la vida. No te pediré perdón por eso.
Alecka gesticulaba contra el móvil de modos que delataban preocupación y quizás exasperación, pero cuando colgó solo se notó la decepción en sus ojos, la sonrisa falsa la hacía perfectamente.
-Tenemos una hora el lunes - avisó mirando a ambos chicos.
-Genial - Bruno le sonrió mientras tiraba el cigarro y lo aplastaba con la punta de la zapatilla.
-Deberías descansar - fue la respuesta de Lander, sus ojos preocupados.
-Gracias, pero no puedo, he de ordenar todos los éxamenes para que los llevemos con la doctora y...
-Alecka - la interrumpió Bruno, sonriendo - está bien, puedo hacerlo yo, tengo cáncer, no una invalidez. Ve a descansar, gracias.
-¿Estarás bien sin mí? - intentó asegurarse ella.
-Muy bien - Bruno le sonrió con confianza, su garganta cerrada en un intento de evitar la tos.
-De acuerdo - aceptó la castaña, no muy convencida - te quiero hermanito.
-Yo te quiero más - Bruno le dio un abrazo rápido.
Alecka se alejó en dirección al auto y el ojiverde le palmeó la espalda a Lander.
-Llevala de aquí - la tos amenazaba con salir - ahora.
Cuatro horas después, tosiendo con fuerza en su cama Bruno rebuscó su celular en el bolsillo del pantalón, lo tomó y apretó algunas teclas, luego lo soltó, se dejo estar.
Un mensaje llegó al celular de Lander quién contemplaba a una Alecka llena de una mínima esperanza.
"Se termino amigo, cuídala por mí x"
Lander contempló una vez más el mensaje y luego a la chica quien seguía hablando sobre una posible mejora en la vida de Bruno, vio el miedo en los ojos de Alecka, y antes de que le dijera nada ella ya tenía los ojos inundados en lágrimas.
-Se ha ido ¿Verdad? - preguntó.
-Sí - murmuró él - acaba de irse.
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