Fue en medio de toda esa turbación que lo vi sentado frente a mi, esperando, observándome como si todo su mundo se contemplara en mi, en mis ojos, en mi pelo, en mi sonrisa. Y sonreí, y el me devolvió la sonrisa.

Por primera vez quise desnudarme ante alguien, no solo quitarse la ropa, quise mostrarle mi alma, quedar al descubierto y saberme vulnerable, le di poder sobre mí porque quise que él me tuviera, que me amara, que me llenara de amor, de cariño, y que me dejara amarlo como yo sé. 

Cuando ya se había caído hasta la última prenda lo noté, yo era deseada, era amada, era adorada, era contemplada como si fuera la última copa de agua en medio del desierto, el último aliento del alma al salir del cuerpo, como si yo fuera el sol, o la luna y las estrellas, como si yo lo fuera todo. 

Y me besó.

Y lo besé.


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