Soy consciente de que no tengo nada que ofrecerte: Tengo un carácter de los mil demonios, una lengua filosa y malintencionada, un par de ojos tristes y una historia atorada en la garganta, dos manos, mucho sentimiento, mucho llanto y momentos que no olvidaremos, y eso es todo lo que puedo darte, además de a mí misma. Y si me tomas, te llevaré conmigo hasta el borde del infierno. Y si me acompañas, te seguiré a donde sea desde ahí. De eso es lo que se trata. Subimos y bajamos. Igual que la marea.
El peso en mis hombros. No hay problemas en mi respiración, no hoy, no esta noche. No hay lágrimas en mis ojos, no hoy, no esta noche. Hay un peso en mis hombros, esta noche, bajo esta luna cubierta de nubes. Y hay rabia. Y odio. Y dolor. Y hambre. Un hambre que no me pertenece. Ojalá pudiera condenarte por lo que estás haciendo. Ojalá pudiera hacerlo, hoy, esta noche.
-¿Qué llevas bajo ese abrigo, Kappa? - preguntó una figura oscura en medio de la lluvia. -Tú lo sabes bien, mi amigo Tobías, mi trabajo es ir de aquí para allá llevando esta carga para aquellos que la piden. -Me figuro que es un buen negocio entonces, si bienes a medianoche con una de estas tormentas que no escampan. -Lo es mi buen Tobías, ciertamente es un buen negocio. -¿Entonces? ¿A quién le llevas tan misterioso encargo? -A un encapuchado que espera bajo la lluvia desde hace tres horas amigo mío, es un hombre que ha estado esperando mucho tiempo uno de estos productos y hoy he venido a pesar de la tormenta para darle aquello que hace tanto tiempo pide. -¿No te referirás a mí, cierto Kappa? He llevado una vida buena y no me apetecería meterme en algún trabajo sucio que pueda poner en duda una vida sin mancha. -Al contrario mi amigo, al contrario, lo que te ofrezco no es mancha ni barniz, he venido aquí esta noche con algo mucho mejor. Kappa dejó al descubierto una b
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