Sombra

Sin retroceder, sin avanzar, nos consumen los días con el paso del tiempo, quiero ser más, ir más allá, conocer tantos lugares, recorrer tantos caminos, volar a través de tantos cielos, y saltar al borde de tantos acantilados que me olvidé de vivir, quiero tantas cosas que no tengo, que no puedo, que no vendrán y que no llegan que me dejé estar en lo que me corresponde, me olvidé de que tenía obligaciones, de que tengo alguien a quién debo responder. Me olvidé de que esto es un préstamo, de que nada aquí me pertenece, pero voy a enmendar mi error.

No importa cuantos hablen, las cosas que digan, las caras que vea, las manos que sienta o los abrazos que vayan tras de mi y tampoco los fantasmas a mi espalda.

Estoy cansada de quedarme siempre en el no puedo, de no poder ir a por más de dejar que las cosas fluyan y que el agua se estanque que ya no lo soporto. Cierto, las mentes dulces tienden a explotar, la rabia contenida es la mejor dinamita en casos como el mío, todos estamos locos.

Mi locura no será temporal, no es pasajera ella llega y queda, se instala y dura días, horas, meses o años pero se queda, siempre espera su momento, el salto milagroso que la hará llegar a dónde nadie más puede. Se alimenta de tantos temblores, de tantos sollozos reprimidos o de quejidos tan mortales que salen desde el fondo de esta alma desgarrada.

A veces se disfraza de mi sombra.

Se cala dentro de mi piel, escondida, furibunda, mostrando sus dientes a todo aquel que se acerca, los abandona. Consume sus almas en el más tormentoso ostracismo y deja que la marea engulla lo que quiera de ellos, deja a esos cuerpos con un alma envenenada llena de odio y rabia, destinadas al no ser.

Los deja, pero ya les ha quitado todo.

¿Y para mí que queda cuando ella se va?

Tengo que aceptarla, debo poseer lo que me da, esa fuerza innata, ese tira y afloja con la imaginación y mis manos volando por las teclas y dejando de lado el papel, esa furia con la que escribo, ese movimiento en mis ojos, esa prisa en todo lo que quiero. Quiero poseerla, consumirla y beberla hasta que ya no quede nada en mi sombra y su furia llene mis ojos.

Quiero ver lo que ella ve.

Quiero alimentarme de lo que ella se alimenta y así poder denigrar a cualquiera que se atreva a creer que puede conmigo. Quiero su rabia su dolor y su tormento para demostrarle a los demás para que es que vivo y porque ellos no son mejores que nadie, que sus vidas valen poco, que son insignificantes, que su alma es mi alimento, mi pasión, mi obsesión insana.

Y cuando las tenga.

Cuando al fin tenga todas esas almas torturadas en mi boca sabré que tenía razón, que siempre la tuve, que este mundo se consume y que yo los consumiré a todos, uno por uno quiénes se crucen en mi camino morirán.

Porque así es como es.

Porque así es como debe ser.

Ahora y para siempre.

Comentarios

Entradas populares de este blog

:)

No esta noche

El vendedor de sueños