Grises

Hoy empecé el día con un par de preguntas. Tal vez esto se torne aburrido, tal vez debería no escribirlo o permitir que dejes de leer, pero... No lo sé, supongo que lo esperaba, lo anhelaba, así que no tiene sentido callarlo ahora.

Grises, tuve un mundo compuesto de grises amables alguna vez, un mundo que de a poco se fue llenando de negro y blanco, un mundo que estuvo al borde de perder toda nota de diferencia.

Luego apareció el azul.

Y cambió todo. Al principio solo era una hoja pequeña, había caído desde un gran sauce llorón y reposaba junto a sus raíces anhelando volver a subir, cuando la vi, supe que las cosas iban a tornarse diferentes.

Me quedé.

En un mundo de grises sin nada en lo que fijarse, no era necesario tener tiempo, hacérselo ni buscarlo, ibas del punto A al punto B, del punto B al punto C y nunca había nada en el camino. Mi camino comenzó a desviarse cada día un poco más hacia el sauce, y podría jurar que cada vez que me desviaba arrojaba una hoja diferente, sólo para mí.

De pronto lo que conocía se llenó de azul y grises. Ya nada era temporal, ahora estábamos hablando de un color permanente, de algo que no es tan fácil borrar. De algo que puede herir si desaparece... Y las cosas recuperaron el color, todo lo que era gris volvió a como era antes, el otoño a ser otoño y el agua clara a reflejar el cielo, todo calzó entonces en mi mundo. Pero las hojas del sauce seguían pintadas de azul.

Comentarios

Entradas populares de este blog

:)

No esta noche

El vendedor de sueños