Where do broken hearts go?

La otra noche perdí mi corazón.

Se perdió entre las sombras, huyó despavorido dejando tras de si un sonido de cristales rotos, y desde entonces no lo he visto regresar.

Lo he buscado debajo de las piedras, lo busqué en dónde nadie más ha estado, lo busqué en los amaneceres, caminé por el crepúsculo, le rogué que volviera desde la orilla de la playa, subí el cerro más alto para encontrarlo aún por sobre las nubes, abrí mis ojos bajo el mar, tantee la niebla con los dedos para encontrarlo, le susurré mi petición desesperada a las nubes: su regreso.

Una noche me respondió el frío. Me dijo que lo llamara por su nombre, que lo buscara debajo de las piedras, que lo buscara dónde nadie más ha estado, que viera en las luces de los amaneceres, que caminara bajo el crepúsculo, que le rogara que volviera desde la orilla de la playa, que subiera el cerro para verlo desde arriba de las nubes, que abriera mis ojos bajo el mar, que tanteara la niebla con los dedos, que le susurrara por su regreso a las nubes. Y que lo llamara por su nombre.

Entonces entendí que lo había perdido para siempre. 

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